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sábado, 24 de noviembre de 2012

Catalunya: nacionalismo y política.

Soy nacido en Barcelona el año 1963 de padres inmigrantes.
Desde muy joven no entendí eso de los nacionalismos, de ningún tipo, ni el rancio nacionalismo español,  ni el catalán, ni el americano, ni el francés, ni, por supuesto, el vergonzante nacionalismo de la Alemania nazi, ninguno.
Antes, incluso, de conocer el término de ciudadano del Mundo yo ya era fiel militante de ese movimiento que considera que su patria es el suelo que pisan sus zapatos. Creo que de ahí viene mi gran afición a viajar, a los espacios abiertos, a las montañas. Me gusta lo diferente, lo nuevo, me gusta llegar a un collado y ver la otra vertiente sin pensar en fronteras. Los pájaros y los animales en general son un buen ejemplo.

Con la religión me pasó lo mismo, quizá incluso antes. Pero ese es otro tema.

En esto de las naciones, países o estados, me gusta sumar en lugar de restar. La entrada en la Unión Europea fue un gran acontecimiento, la moneda única otro. Los organismos supranacionales con la ONU a la cabeza me parecen un gran acierto a pesar de las voces en contra de una globalización mal entendida. Hemos de mejorar la condiciones de vida de las personas estén donde estén. Las ayudas y las directivas de la Unión Europea han contribuido a redistribuir la riqueza y los derechos en muchos países. De nada sirve ser Suiza o Noruega si otros siguen pasando hambre e injusticias. Por eso valoro que la UE ha contribuido a extender el bienestar.

Eso no quiere decir que no quiera al lugar que me vio nacer y hacerme persona. Respeto y apoyo la cultura de los países y lugares, su lengua, sus tradiciones, su historia... pero de ahí a ponerme gafas para solo ver de cerca, me niego.

Los nacionalismos siempre han creado más que problemas, supongo viene ya de nuestros ancestros, los Neandertales y los Homo Sapiens ya no se llevaban bien hace miles de años y seguramente fue por problemas territoriales. Y desde entonces no hemos cambiado mucho.
Nacionalismo y religión es la mezcla perfecta para el conflicto, por llamarlo suavemente. Ejemplos los que queramos, la ex-Yugoslavia, el nazismo y las cruzadas entre miles y miles.

A mi siempre me han interesado más las cuestiones sociales que las nacionales, la perdida de derechos sociales que tener un estado propio. Que más me da quien me dirija, desde más lejos o desde la esquina, lo realmente importante es que lo hagan bien y que piensen en todos, en especial en los menos favorecidos. Votaría, sin dudarlo, a un político honesto del norte de Europa para que gobernase pensando en la gente.

La situación actual en Catalunya, por suerte, difiere mucho de un conflicto serio. La sociedad catalana tiene los mismos problemas que el resto de los españoles, los portugueses, italianos, etc. la crisis económica y la falta de una respuesta clara de sus dirigentes.
Pero aquí se ha añadido el problema de identidad nacional, del independentismo ¿y porqué ahora?, nos podemos preguntar, eso tiene al menos varias respuestas:
  1. Un sistema de financiación imperfecto que hace que los recursos del Estado no estén bien repartidos. Solo hay que ver el agravio comparativo con los regímenes fiscales de Euscadi y Navarra que ampara la Constitución.
  2. Una desviación importante en el coste de vida (impuestos, comercio, autopistas, etc) entre Catalunya y otras comunidades que hace que por ejemplo un pensionista catalán tenga menos poder adquisitivo que un extremeño.
  3. Los errores de nuestros dirigentes catalanes. Está claro que Catalunya es donde peor se está llevando la crisis económica, con más recortes sociales, despidos y decrecimiento económico de toda España. Esa incapacidad por parte de CiU y sus apoyos, ha incitado la "ola soberanista" a modo de una inmensa cortina de humo para desviar la atención.
  4. Por último nos enfundamos en un nacionalismo independentista para tapar, de nuevo, el fraude y la corrupción de la clase política. Que el padre del President Mas sea un defraudador declarado oficialmente nos "ilumina" todavía más. Los casos Palau y de las comisiones por obra son también ilustrativos. Pero que nadie se preocupe, todo se diluirá convenientemente.
Significativo es el apoyo de personas y entidades, no ya de los que ilusamente piensan que los problemas derivados de la crisis se acabarían en una Catalunya independiente, sino de aquellos que hace solo unos meses, pongamos antes del verano, comulgaban con una gran Catalunya dentro de España. El señor Durán i Lleida y el (antes) monárquico La Vanguardia.son dos buenos ejemplos. Casi todos se suman al carro separatista. Me llama la atención las fuerzas de izquierda, dejando a un lado Esquerra (Republicana?) y sus satélites  la izquierda no sabe donde situarse. Traicionar el internacionalismo de sus postulados más sagrados se ha convertido en habitual. In extremis el PSC parece que se ha despojado de sus últimos derroteros separatistas, pero igual ya es tarde. La fórmula federalista se tenía que haber defendido y desarrollado desde hace lustros por parte de los socialistas españoles. Por una vez más, la derecha (que más da si PP o CiU) ha ganado la batalla.

Y que pasará a partir del lunes. Dos posibilidades, CiU gana por mayoría absoluta, Artur Más ha logrado lo que quería, tener las manos libres para seguir desmantelando el sistema social, la crisis la tiene que pagar alguien y esos somos los ciudadanos, es decir perdida de derechos en sanidad, educación, dependencia, servicios sociales, etc. Lo del referéndum secesionista lo aparcarán hasta dentro de tres años y medio visto los (supuestos) buenos resultados que da sacar el tema antes de unas elecciones.
El segundo supuesto es algo más perverso, CiU gana con comodidad pero no consigue gobernar en solitario. Su salida natural sería una coalición con ERC (estos sin problemas de conciencia, no sería nada nuevo para ellos). Aquí el problema sería como encauzar las propuestas soberanistas, el enfrentamiento con el gobierno central está servido. CiU y Artur Mas estarían casi obligados a hacer algo que pensaban que no llegaría muy lejos. La única solución es demorar lo máximo posible cualquier decisión unilateral para no llegar a un conflicto abiertamente serio.

Mientras tanto los ciudadanos de a pié, como siempre, somos los que perdemos, nuestro estado del bienestar languidece sin remedio gracias a nuestros mediocres políticos, eso sí, saldremos a protestar por decisiones que pensábamos que no tomarían.

Si no fuera tan serio, se podría considerar curioso votar al PP (hace tan solo un año) o a Convergencia (el domingo) y a los pocos días arrepentirnos de ello. ¿A quién le extraña que un partido de derechas haga políticas de derechas? Lo realmente extraño es que las izquierdas hagan políticas que nos les corresponden, lo del PP o CiU es de prever ¿no?. Así nos va.
Hoy mismo en la TV los egipcios salen de nuevo a la calle para protestar al gobierno elegido hace pocas semanas. Si se vota a un partido integrista, ¿esperas decisiones moderadas?.

Que difíciles que somos.




1 comentario:

  1. Me parece acertada la visión critica desde un punto de vista de inmigrante, pero dejas a un lado el pensamiento de muchos votos que CIU que no son catalanes y quieren identificarse con la tierra que les dio una oportunidad.
    El porque no se produjo este dilema en época de bonanza??? y si en época de crisis?? los Nacionalismos crecen amparados por las miserias...

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